Llegamos muy ilusionados y después de conseguir descargar en la plaza que nos correspondía a la zona ecológica, nos pusimos manos a la obra a montar el stand. Cuando por fin acabamos de sacar los productos y los colocamos en la mesa, Belén y yo nos miramos orgullosos. Era nuestra primera vez y creíamos que había quedado bastante bien. ¿Qué os parece?
El primer día nos fuimos con muy buen sabor de boca. A nivel económico no hicimos gran trabajo, la verdad, pero la experiencia fue increible. A mi me toco estar la mayor parte del tiempo con Aritz dando vueltas por la feria y el pueblo. Y Belén estuvo con Ninbe en el puesto, pero, aunque poco, yo también estuve. Vinieron muchos amigos durante el fin de semana y la verdad es que nos alegró mucho su visita.El domingo fue un poco más estresante, llovió y desmontamos el puesto dos veces. La tercera ya no montamos y decidimos que nos íbamos a pasear como turistas. Ya estábamos cansados del día anterior y los niños también. Así que decidimos disfrutar de la fira con amigos.
De la experiencia nos llevamos nuevas amistades feriantes, que nos nutren con su experiencia, nos llevamos la increíble hospitalidad de los habitantes de Benlloch. Y las lecciones aprendidas: ¡La próxima vez que no se nos olvide una lona que nos proteja de la lluvia!
